El estrés y la ansiedad que se generan ante cambios drásticos de vida, pueden provocar malos hábitos alimenticios, como resultado problemas digestivos. Un experto de Droguería Inti explica este fenómeno y comparte consejos para contrarrestarlo.
Cuando el ser humano se enfrenta a cambios que lo sacan de su zona de confort, es común que surjan algunos efectos colaterales, tales como estrés, depresión, ansiedad. Una causa de ello, es el aislamiento social obligatorio, que gran parte de la comunidad mundial está respetando para combatir al COVID-19. Esta situación, que genera cierta incertidumbre y estrés, pueden provocar alteraciones en el sueño o en el sistema digestivo. Los expertos aseguran que esto último se debe a los cambios en el hábito alimenticio (alimentos no saludables) tales como la comida rápida, piqueos, golosinas entre otros, lo que conlleva a mayores factores de riesgo para obesidad, infecciones digestivas, como resultado el paciente puede tener diarrea, vómitos o dolor abdominal.
“Cuando llegamos a un nivel muy alto de ansiedad, elevamos la presión mental y esto puede desencadenar diversos problemas, entre ellos las alteraciones digestivas acompañada de desequilibrio en nuestra microbiota (conjunto de microorganismo que viven en nuestros intestinos en simbiosis) dando como resultado mala digestión y absorción de los alimentos pudiendo tener como resultado diarreas. Por eso es importante consumir alimentos ricos en probióticos (microorganismos vivos) para potenciar y mantener el equilibrio de los microorganismos que habitan en nuestro intestino y forman parte de la denominada microbiota”, señaló Doctor Fernando André Álvarez, asesor científico de Droguería INTI.
Los probióticos en tiempo de cuarentena
Los hábitos alimenticios de los bolivianos cambiaron. La ansiedad que a algunos les genera no poder salir de casa, puede manifestarse de diferentes maneras y una de ellas es comer de más o ingerir alimentos que no ayudan a tener una correcta digestión como el exceso de carbohidratos. A ello se suma, que cocinar y hornear se han convertido en excelentes pasatiempos para distraerse en familia, lo que también contribuye al famoso ‘picoteo’.
“Los cambios alimenticios poco saludables pueden generar desequilibrios en la microbiota y, con ello causar mala digestión”. En esas situaciones, es necesario aportar una cantidad extra de probióticos para mejorar nuestro sistema digestivo”, explica el Dr. Álvarez. El experto asegura que lo más recomendable es tener una dieta saludable rica en carnes, verduras, frutas, cereales, fibras y para mantener ese equilibrio de nuestra microbiota también probióticos, pero si esto no sucede, la persona puede optar por reforzar su sistema digestivo con productos que cumplen con esta función específica.
“Existen productos como el Florestor, un probiótico compuesto de levaduras no patógenas como el Saccharomyces boulardii, que ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota, tiene un efecto antidiarreico y estimula el sistema inmunológico aumentando nuestras defensas contra diferentes patógenos, indica el asesor científico y añade: “Lo más recomendable siempre será optar por comer de forma saludable”. Los probióticos se pueden encontrar en alimentos como el yogurt, el queso y sus derivados. También en víveres fermentados como el chucrut, pepinillos y aceitunas, sin embargo, aumentar el consumo de probióticos con florestor aportaría mayores beneficios para nuestra salud.
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